La gorrita, me la compré la primera vez que vi a San Lorenzo en vivo, en la cancha de Huracán de Corrientes, en 1995; aquel año mágico en que el Bambino les dijo a los hinchas que, a pesar de la desventaja de un punto en la última fecha, viajaran a Rosario igual. El año que salimos campeones por primera vez en mi vida, después de 21 años.
La banderita, me la compré en 2007 en Posadas, al salir a festejar el campeonato más reciente de San Lorenzo, la tarde que le ganamos a Arsenal y nos quedamos con el Clausura.
Estos mercenarios, peseteros, cagones, camarilleros –que cobran como el Milan y no juegan ni como Defe— no se lo merecen.
Es por San Lorenzo que mañana vamos a San Luis Potosí.